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  • Agosto toma la medida del relato hist rico en algunas

    2019-06-18

    Agosto toma la medida del relato histórico en algunas ocasiones, de la crónica periodística en otras, para obtener una narración que ha llegado a entremezclarse con la realidad, o al menos con una investigación académica bien documentada, al grado tal que es bastante común encontrarla citada en artículos de opinión, ensayos, textos periodísticos e incluso en trabajos históricos o sociológicos sobre el periodo que aborda: como si se olvidara que Agosto es una obra de ficción. Esta cualidad ganada por la novela es comentada por Kehl de la siguiente forma: En este caso, al considerar su vena histórica, y de acuerdo con la clasificación propuesta por Kurt Spang, Agosto es una novela del tipo ilusionista debido al afán del autor de “crear la ilusión de autenticidad y veracidad de lo narrado. Este afán se KPT-335 en todos, o casi todos, los recursos y en primer lugar en la estructuración de la narración de tal forma que surge la impresión de una reproducción auténtica del acontecer histórico”. En la novela ilusionista se pretende a todas luces hacer un relato histórico finamente asentado. Sin embargo, es preciso recordar que Agosto no es una novela histórica tal cual, no de forma única, ya que se encuentra aderezada por un relato policíaco y, el género policíaco, como género en sí, parte siempre de su intención de ser literatura. Raymond Chandler, considerado uno de los fundadores del KPT-335 género, en más de una ocasión defendió la “literaturidad” de su creación: “Llamo literatura a los relatos de misterio, les exijo la misma categoría de cualquier novela, y me enfrento ante la extrema dificultad de la forma”. Visto de este modo, en su vena policíaca, Kurt Spang consideraría que esta novela rompe su ilusionismo y remite a las del tipo antiilusionista, en las que la historia obtiene un sentido a través de diversos recursos ficcionalizadores. A través de la ficción se introduce cierta extrañeza por la historia: De esta forma, la verosimilitud de la narración histórica (ilusionista) se alcanza a través de elementos narrativos tomados de la novela policíaca (antiilusionista). Los pasajes del relato policíaco sirven para introducir una interpretación de orden simbólico. Ricardo Fernández Vigueras, al comentar casos con este mismo mecanismo en la literatura italiana, reconoce que “estos pasajes rompen con la linealidad realista del relato al presentar una especie de psicoanálisis de la realidad, cumplen con una función evocadora y relajante dentro del transcurso novelesco”. ¿Pero en qué consiste esta función evocadora? La novela histórica, al igual que mucha de la dramaturgia occidental, tiende a Nondisjunction considerar temas “patrísticos”. Al respecto, Terry Eagleton comenta: En este sentido, la capitulación que hace Rubem Fonseca sobre la caída del gobierno de Getúlio Vargas, indudablemente, se integra en esta consideración de Eagleton, aunque el relato policíaco que la acompaña lleva al lector a un panorama sobre las consecuencias que tuvo este régimen en los “inferiores parroquianos”, por lo que resulta evocadora al acercar el relato a la esfera social en la que seguramente se mueve el lector. Cabe recordar que Raymond Chandler le tenía mucha admiración a Dashiell Hammett porque tuvo la capacidad de “sacar el asesinato del búcaro de cristal veneciano, y lo tiró al callejón, que es donde sucede”. En Agosto, el relato policíaco funciona de la misma manera, ya que la novela no parte con el asesinato de la calle Tonelero, que comentaremos más adelante, lo que nos pondría frente a un crimen motivado por una vendetta originada en la pugna por el poder, y al mismo tiempo frente a un relato de intriga política exclusivamente, sino que parte del asesinato de un empresario en el edificio Deauville. Este último crimen, y su resolución, originado en el plano ficcional de la novela, nos da la oportunidad de adentrarnos, a través de la mirada del comisario Alberto Mattos, en las calles de Río de Janeiro, en sus bares y clubes de box, sus comisarías y prostíbulos donde los políticos difuminan chismes e intrigas, y sacian su perversidad. En un relato histórico, de corte “patrístico” como lo define Eagleton, muy difícilmente nos haría llegar la impresión de un dentista de un barrio clasemediero de Río de Janeiro en la década de los cincuenta. Éste, durante una consulta, le comenta al comisario Mattos: